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A pesar de producir la mayoría del alimento del mundo, los pequeños agricultores tienden a tener inseguridad alimentaria: globalmente, conforman la mayoría de las personas que vive en la pobreza. Ayudarlos a incrementar sus ingresos y mejorar su forma de vida es la clave para crear sistemas alimentarios sostenibles, avanzar hacia la seguridad alimentaria y alcanzar el Hambre Cero.

El Programa Mundial de Alimentos (WFP) está bien posicionado para contribuir a este proceso. Gracias a nuestra amplia demanda por alimentos básicos, los procesos de compras dirigidos a los productores y a las cadenas de abastecimiento potenciadas localmente, muchos pequeños productores consiguen un punto de entrada a los mercados formales. Animados a que formen asociaciones, pueden negociar mejor, vender más, reducir sus costos de transacción y aumentar su lista de clientes.

Pero los pequeños productores continúan enfrentándose a graves restricciones. Algunos no consiguen producir lo suficiente como para durar por toda la temporada de escasez. Otros tal vez puedan generar un pequeño excedente, pero se les dificulta conseguir una ganancia. En general, los pequeños productores no tienen acceso a insumos productivos y financiamiento. La gestión luego de la cosecha, incluyendo el almacenamiento, frecuentemente es inadecuada: los cultivos se exponen al moho, putrefacción y plagas. Mientras tanto, los eventos climáticos (cada vez más intensos) añaden más factores al desafío: ya que frecuentemente la agricultura depende de las lluvias, los pequeños productores no pueden hacer nada de cara a los riesgos climáticos.

Como respuesta, el WFP desarrolló modelos que combinan amplias asociaciones, soluciones innovadoras y apoyos específicos para el contexto de los pequeños productores y sus gobiernos nacionales, con un impacto sistemático en las cadenas de valor y unos sistemas de alimentación más amplios. Estos esfuerzos se enfocan en productores y productoras: la investigación sugiere que si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos de producción que los hombres, una mayor producción podría sacar a hasta 150 millones de personas del hambre.

Nuestros programas para pequeños productores incluyen: Compras para el Progreso (P4P, según sus siglas en inglés) y la Alianza del Campo al Mercado, con enfoque en el sector privado. Ambas fomentan las inversiones que conecten a los pequeños productores con los mercados, ayudando a diversificar sus cultivos y a expandir sus prospectos de negocios. Otro, Alimentación escolar abastecida localmente, apunta a obtener el alimento para los sistemas nacionales de comidas escolares de la producción doméstica de pequeños agricultores. Bajo el programa Compra a los africanos para África, desarrollado en asociación con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, hacemos coincidir la demanda de las instituciones públicas del continente con la oferta de los pequeños productores y las asociaciones de granjeros. Todos estos programas complementan nuestras formas de apoyo establecidas para respaldar a las comunidades de agricultores más vulnerables y con inseguridad alimentaria, ya sea mediante la asistencia alimentaria, el entrenamiento y la creación de activos o los enfoques centrados en el clima tales como la Iniciativa para resiliencia rural (R4), Comida por activos y Dinero por activos.

Los pequeños productores de más de 40 países se están beneficiando de nuestro trabajo de desarrollo del mercado agrícola. El objetivo es reforzar y sostener su capacidad de hacer negocios, mientras respaldamos la capacidad de los gobiernos de diseñar políticas con sus intereses en mente. Tales esfuerzos coordinados ayudan a convertir a los receptores de asistencia alimentaria de hoy en día en los proveedores de comida del mañana.

¿Por qué conectar a los agricultores con los mercados?