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Por todo el mundo, los pequeños agricultores producen una gran cantidad de la comida que llega a la mesa de las personas, y alimentan hasta un 80% de Asia y África subsahariana.

Sin embargo, para la mayoría, lograr más que una subsistencia mínima es una batalla cuesta arriba. Expuestos a fenómenos climáticos extremos, que son el resultado del cambio climático, y a la degradación progresiva de la tierra, no tienen los medios para invertir en métodos agrícolas sostenibles.

El uso de almacenamiento tradicional, frecuentemente rudimentario, deja al cultivo a merced de las pestes, y vulnerable al calor y la humedad. La pérdida de cosechas (que pueden alcanzar hasta un 30% en África subsahariana) implica una gran disminución de ingresos. También significa que se desperdician todos los recursos valiosos (tierra, agua y trabajo) que se invirtieron en la producción.

Crucialmente, el acceso a los mercados formales (que podrían ser un incentivo para que los pequeños agricultores inviertan en su negocio) es inalcanzable por razones que incluyen baja producción y productividad, al igual que deficiencias estructurales tales como falta de transporte e infraestructura.

Debido a su rol como la agencia humanitaria líder en el mundo, el Programa Mundial de Alimentos (WFP) es un gran comprador de alimentos básicos (alrededor del 80% de los mismos provienen de países en desarrollo), y gasta alrededor de mil millones de dólares al año. Al adoptar prácticas de adquisición amigables para los pequeños agricultores, el WFP contribuye al refuerzo de las economías locales y apoya al incremento de la resiliencia y la productividad de las comunidades rurales; uno de los pilares de su estrategia para erradicar la hambruna.

Mediante el Programa de compra para el progreso, (P4P, por sus siglas en inglés), el WFP (que se comprometió a obtener el 10% de sus compras alimentarias de pequeños agricultores), anima a los gobiernos nacionales y al sector privado a que compren alimentos en formas que beneficien a los pequeños agricultores.

Visto desde el lado del abastecimiento, el P4P trabaja con varios asociados para promover el emprendimiento de los pequeños agricultores como forma de crear resiliencia y lidiar con las necesidades nutricionales a largo plazo. Al trabajar principalmente con las organizaciones de agricultores y otros asociados, el P4P ofrece capacitación y activos para mejorar la calidad de los cultivos, facilita el acceso al financiamiento y promueve la publicidad. Se anima particularmente a las mujeres, cuyo rol en la agricultura generalmente es impago e intenso, a que formen parte de la toma de decisiones y se beneficien económicamente por su trabajo.


En el transcurso de los años, P4P se expandió a unos 35 países, y ayudó a transformar la manera en la que más de un millón de pequeños agricultores en África, Latinoamérica y (en menor medida) Asia interactúan con los mercados.

Los ejemplos de cómo el P4P cambia la vida de las personas son abundantes. La agricultora Harriet Chabala en Zambia incrementó su producción de frijoles un 50% en dos años. En reconocimiento de sus habilidades para el emprendimiento, y su capacidad de proveer de manera consistente al WFP por tres temporadas de publicidad consecutivas, recibió el préstamo para comprar un triciclo por parte de su cooperativa local. El triciclo puede recorrer caminos en mal estado, permitiéndole a Harriet ofrecer servicios de transporte para mover cultivos y personas desde y hacia las ciudades y los mercados. Planea pagar su préstamo en solamente un año, en lugar de los tres que habían acordado. Los beneficios del P4P se ven con claridad en su aldea: los agricultores reemplazaron los techos de hierba con chapas de metal, y hoy hay tres autos y más de 10 motocicletas, donde previamente no había ningún vehículo.

La experiencia del P4P demuestra el rol que puede tener la compra basada en la demanda y que prefiere a los pequeños agricultores al lidiar con los desafíos nutricionales y de desarrollo; al crear mercados más fuertes; sacar a las comunidades locales de la pobreza y contribuir a los Objetivos 2 (erradicar la hambruna) y 15 (consumo y producción responsables) del plan de Objetivos de Desarrollo Sostenibles.