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Cada año, el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) proporciona asistencia alimentaria y nutricional vital a unos 100 millones de personas. Sin embargo, hay muchas más personas en el mundo que no tienen suficiente para comer, en torno a 811 millones actualmente.

Los sistemas nacionales de protección social benefician a miles de millones de personas en todo el mundo. Las inversiones catalizadoras en el fortalecimiento de esos sistemas pueden mejorar la situación entre los cientos de millones de personas afectadas por el hambre y la malnutrición —y aquellas en riesgo de estarlo— a las que no llegamos directamente.

Un paso clave hacía el camino para lograr el Hambre Cero consiste en ayudar a los gobiernos a fortalecer y expandir la protección social. El WFP colabora con los gobiernos y aliados para garantizar que, de aquí a 2030, las personas tendrán un acceso considerablemente mayor a sistemas nacionales de protección social que garanticen y promuevan la capacidad de satisfacer sus necesidades en materia de seguridad alimentaria, nutrición y otros ámbitos esenciales, y de gestionar los riesgos y choques que afronten.

El WFP tiene una larga trayectoria contribuyendo al diseño y la implementación de la protección social impulsada por los países mediante la prestación de asesoramiento técnico y/o la implementación de programas en representación del gobierno, en función de las necesidades. Además, los programas propios del WFP suelen llevarse a cabo de tal manera que sirven de complemento de la protección social nacional.

Aprovechando su presencia y su experiencia, el WFP ofrece conocimiento especializado en los distintos elementos necesarios para el diseño y la ejecución de programas y políticas, dentro de los límites de nuestro mandato y nuestras capacidades. La nueva Estrategia del WFP para apoyar la protección social consolida nuestro enfoque de la protección social para los años venideros.